La cuestión es discutida en la Asamblea Consultativa del país musulmán —organismo consultativo del país, que es monarquía absoluta—. La supuesta campaña de deportación no será la primera en la historia. En los años 2012-2015, Riad repatrió a unos 243.000 pakistaníes, y acusó a varios de ellos de terrorismo islamista.
Por ejemplo, de acuerdo con la legislación saudí, las mujeres no pueden conducir automóviles, por lo cual los inmigrantes solicitaban empleo de choferes. Además los extranjeros trabajaban como niñeras, estibadores y otros.
Los economistas desde hace mucho tiempo advertían que la migración se convertiría en un desafío mayor para Arabia Saudí. En la actualidad un 12% de la población no tiene trabajo.
Según informó el medio británico The Guardian en una de sus notas, los empleadores saudíes suelen contratar extranjeros incluso en casos en que podrían elegir un candidato del propio país.
Pero los mismos inmigrantes no están contentos con ciertas cosas en su país de residencia. Por ejemplo, Arabia Saudí vivió manifestaciones de protesta de trabajadores pakistaníes que no recibieron sus salarios pese al alza de los precios del petróleo, si bien esta es la fuente principal de la economía del país musulmán.
Las autoridades aspiran a deshacerse de la dependencia de los productos básicos y crear industrias competitivas. En este sentido uno de los problemas principales es el paro, en otras palabras, la competencia por parte de migrantes con salarios bajos. Por lo consiguiente se puede considerar que los planes actuales de Riad son un intento de recuperar la economía del país.