Sin embargo, Rusia y Estados Unidos se acusan periódicamente de violar este tratado. Según Jrolenko, Washington llega muchas veces al absurdo en sus acusaciones y exigencias, por ejemplo, cuando propone incluir en el acuerdo el complejo de misiles móvil ruso RS-26 Yars-M, capaz de destruir objetivos a una distancia de 6.000 km a 11.000 km, es decir, no están relacionados con los misiles de corto y medio alcance.
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— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 9 марта 2017 г.
El vice primer ministro de Rusia, Dmitri Rogozin, calificó el complejo como un "asesino de los sistemas de defensa antiaérea", debido a que los bloques de combate del Yars-M son invisibles para los sistemas de defensa antimisiles existentes. Al separarse del misil, los bloques vuelan por trayectorias impredecibles a velocidades supersónicas (al igual que las ojivas del Iskander-M).
"Parece que los estadounidenses están preocupados no tanto por la seguridad de sus aliados europeos, sino por su propia vulnerabilidad en el caso de un ataque preventivo del Pentágono y la OTAN contra Rusia, es decir, el inevitable contrataque desastroso de las Fuerzas de Misiles Estratégicos de Rusia contra EEUU", considera el columnista.
"Guiados por la idea de su exclusividad, en contra del derecho internacional, sin la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU, los estadounidenses y sus socios de la UE imponen restricciones y sanciones. Y tradicionalmente, se inclinan hacia una solución militar de cuestiones geopolíticas en diferentes partes del mundo".
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En este contexto, Jrolenko recuerda la estrategia naval militar de EEUU 'La fuerza naval del siglo XXI', aprobada en marzo de 2015 y prevista para 10 años, que determina la fuerza de combate de la Armada (300 buques en 2020) y los países que 'amenazan' la seguridad nacional de EEUU: China, Rusia, Corea del Norte e Irán.
"Estos países amenazan a los estadounidenses solo porque no obedecen a su política exterior ni permiten que EEUU solucione sus problemas a costa de ellos".
Mientras tanto, una violación grave del Tratado INF fue el despliegue en Rumanía y Polonia de las rampas de lanzamiento Mk-41, capaces de lanzar misiles de crucero de medio alcance estadounidenses Tomahawk. Este tipo de armas en el territorio de países de la OTAN constituye una amenaza potencial para las instalaciones en el territorio de Rusia.
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"Además del rito casi religioso del complejo militar-industrial estadounidense de sacar ganancias, la nueva etapa de rearme del Pentágono y la OTAN tiene un valor práctico. Se están creando nuevos medios de destrucción masiva", asegura Jrolenko.
"En caso de que Moscú sea su objetivo, la Administración de la Casa Blanca debería darse cuenta de los efectos de las embarazosas medidas del Pentágono para EEUU. El estado de la tríada nuclear de Rusia se mantiene a nivel adecuado", advierte el autor.