Se trata del resveratrol, un tipo de fenol natural que contienen los vinos, tanto tintos como blancos, y que también se encuentra en el hollejo de la uva.
Esta hipótesis ha sido comprobada por experimentos realizados en ratones, los cuales fueron alimentados con resveratrol durante un año.
Los roedores que fueron sometidos a esta dieta tuvieron conexiones neuromusculares más fuertes que sus semejantes. Los resultados de la investigación fueron publicados en la revista The Journals of Gerontology.
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Aunque los entusiastas del vino pueden encontrar este hallazgo como una buena noticia, los científicos estadounidenses del Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia advierten de que la cantidad de resveratrol en la famosa bebida alcohólica es tan pequeña que no causa ningún efecto en el cerebro de los humanos.