Expertos surcoreanos aseguran, sin embargo, que "la entrega del sistema THAAD no tiene la menor relación con la coyuntura política actual y es solo una parte del plan acordado" entre EEUU y Corea del Sur.
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El THAAD está diseñado para detectar misiles balísticos con radar terrestre e interceptarlos a una altura de entre 40 y 150 kilómetros. Incluye un radar TPY-2 TM, seis lanzaderas, 48 misiles interceptores y un puesto de mando.
Tanto Washington como Seúl afirmaron que el sistema THAAD solo pretende contrarrestar la amenaza norcoreana, pero Pekín y Moscú sospechan que el verdadero objetivo de EEUU es monitorear las defensas chinas y rusas. Japón apoyó el emplazamiento de las baterías subrayando que contribuirá a la paz y estabilidad de la región.