Igualmente, entre los muchos rituales de esta fiesta, los más importantes tenían que ver con el futuro de la cosecha y de la familia, dos aspectos esenciales en la vida de las sociedades agrícolas. Y uno de los temas más interesantes de esta celebración es el relacionado con las suegras y sus yernos.
Una visita muy esperada
En el inicio de la Máslenitsa, el yerno debía invitar a los padres de su esposa a su casa y organizar un banquete en su honor. Se trataba de un gran festín, con platos y bebidas en grandes cantidades: sopas, diferentes variedades de pescado, blinis, cerveza casera y vodka.
Asimismo, los suegros tenían que invitar a la joven pareja de casados a su hogar. Por eso, la calidad del banquete del yerno determinaba la manera en que los suegros recibirían a la pareja.
Desde el tercer día de la Máslenitsa, los yernos y sus esposas empezaban a viajar a los pueblos donde vivían los padres de estas últimas. Tradicionalmente, los hombres rusos debían buscar esposa no en su pueblo de origen sino en los poblados cercanos. De esta manera, las jóvenes esposas se mudaban a la casa de los padres de sus esposos, abandonando así su lugar de origen, al que regresaban de nuevo solamente durante las fiestas o en ocasiones especiales.
La barrera de lo permitido
Desde el momento en que el yerno llegaba a la casa materna de su esposa se convertía en el invitado de honor: su suegra debía encargarse de cumplir todas sus peticiones, darle de beber y de comer.
Esa atención desmedida de la suegra hacia su yerno fue vertida en canciones y dichos populares en los que la relación entre ellos cruza la barrera de lo permitido. Por ejemplo, en algunas canciones tradicionales, que aún a finales del siglo XX eran interpretadas en regiones rurales de Rusia, se cuenta la historia de una suegra que lleva a tal extremo su preocupación por el esposo de su hija que satisface inclusive sus necesidades carnales.
Esta inesperada situación tiene, por supuesto, una explicación: con sus atenciones la suegra buscaba garantizar la armonía de la relación entre su familia y la familia de su yerno, asegurándose así de que su hija recibiera un buen trato en reciprocidad por su amabilidad y generosidad.
Afrodisíacos para el porvenir
Es en ese contexto en el que la suegra se encuentra de alguna manera relacionada con la sexualidad de su yerno, pero en el folclor esta relación se exagera y se satiriza. En el mundo hispanohablante sucede algo parecido: no en vano existen cientos de chistes y bromas que incluyen a los protagonistas de nuestra historia sobre la Máslenitsa: las suegras y sus yernos.
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Hoy en día, la fiesta ya no tiene la importancia que le caracterizaba todavía a principios del siglo XX y el contenido mágico de los rituales se ha transformado en uno simbólico. Sin embargo, la Máslenitsa sigue siendo una de las fiestas de origen pagano que todavía se celebra en Rusia.
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