De acuerdo con National Interest, sin el mantenimiento adecuado de la superficie de los cazas, el camuflaje característico de estos aviones se degradaría con el tiempo y los dejaría vulnerables a los radares enemigos.
"Si el piloto es detectado por el radar [enemigo], puede ser derribado. Si no lo es, entonces, puede cumplir su misión, ir detrás de las líneas enemigas y ni siquiera sabrán que estuvo allí hasta que sea demasiado tarde", afirmó Joshua Moon, mecánico responsable de asegurar de que los cazas permanezcan furtivos después de cada reparación.
Según la Fuerza Aérea, el Red Flag —ejercicio avanzado de entrenamiento de combate aéreo— que se llevará a cabo en breve, es la oportunidad perfecta para poner a prueba a los cazas F-22 y sus tripulaciones, tanto en el aire como en tierra, en algunas de las condiciones más difíciles posibles.