Los escaños de Stroke-on-Trent Central y Copeland han estado ocupados por representantes del partido tradicional de los trabajadores desde su creación, en 1950 y 1983, respectivamente.
Su liderazgo pende ahora del nivel de apatía y desconfianza en el orden político habitual que saldrá a relucir cuando se recuenten todas las papeletas en la madrugada del viernes.
En círculos centristas y de la izquierda moderada se desea incluso la derrota total para que el doble fracaso empuje al líder a tirar la toalla.
"Jeremy no va a dimitir aunque perdamos en las dos circunscripciones porque su posición está asegurada con el apoyo de los afiliados", explica un miembro de Momentum, el creciente movimiento de masas surgido en torno a Corbyn.
Y añade: "Solo dejará el liderazgo si surge un claro candidato de izquierdas, lo cual no va a suceder de momento".
Momentum ha movilizado a sus huestes a través de iniciativas en las redes sociales para compartir medio de transporte o alojamiento en Stoke y Copeland.
El resultado está ajustado en ambas plazas, aunque no se han elaborado encuestas formales ni sondeos oficiales a pie de urna.
Poco antes del cierre de los colegios, los laboristas confiaban en retener Stoke y se preparaban a perder Copeland.
Este resultado sería un desastre para el líder del UKIP, Paul Nuttall, quien compite por "la capital del Brexit", según el mismo ha bautizado a Stoke.
El municipio —y cuna de la famosa cerámica inglesa, sector en declive desde los años setenta— obtuvo la puntuación más elevada a favor de la salida de la Unión Europea: el 69,4% del electorado local del referéndum de 2016.
"No creo que nadie pueda subestimar lo importante y absolutamente fundamental que esta elección parcial es para el futuro del Partido Laborista tanto como para el UKIP", admitió Nigel Farage, anterior líder de la formación ultranacionalista.
La más amplia base de activistas y recursos del laborismo en la zona, unido a una serie de polémicas en torno a Nuttall durante la campaña, pueden inclinar la balanza en contra del UKIP.
En Copeland, con su cercana central nuclear de Sellafield y otro proyecto de energía atómica en el horizonte, el desafío a los laboristas proviene de los conservadores.
Ambas formaciones tienen un importante débil frente local: la oposición de Corbyn a la energía y armas nucleares; la desconfianza popular en el compromiso de los conservadores con la financiación de la sanidad pública.
De ganar los 'tories', sería la primera vez desde 1982 que el partido gobernante usurpa un escaño a la oposición oficial en una elección singular al parlamento de Westminster.
Los resultados en ambos distritos se esperan entre las tres y las cuatro horas GMT del viernes 24.