Muchas de estas agrupaciones musicales escogen cada año un tema para estructurar su desfile y componen una canción (una samba) especial para la ocasión.
En Río de Janeiro el bloco Prata Preta, nacido en 2004 en la región portuaria, escogió como lema para su Carnaval "De Saúde (el barrio del bloco) a la Estación Finlandia", en referencia a la famosa estación de tren de San Petersburgo donde llegó Lenin para iniciar la Revolución.
En la camiseta oficial que visten los miles de seguidores del bloco se puede ver a Lenin y a Karl Marx con actitud puramente carnavalesca, tocando el "pandeiro" y el "tamborim".
No en vano el año pasado decidieron abordar los 120 años de la Guerra de Canudos, un enfrentamiento producido en el interior de Brasil entre el Ejército y el líder religioso Antônio Conselheiro y sus seguidores, la mayoría campesinos pobres.
Además, el bloco se llama así porque Prata Preta era el apodo de Horácio José da Silva, uno de los líderes de la revuelta que vivió Río de Janeiro en 1904 contra la campaña de vacunación obligatoria impuesta por el gobierno federal.
"Nosotros pensamos que la cultura tiene el poder de ser utilizada como arena de conflicto y de discusiones sociales y políticas. En nuestro desfile habrá gente vestida de la Revolución Rusa, eso estimula la imaginación, provoca que la gente piense", dijo.
El desafío, confiesa Müller entre risas, será hacer emular con los disfraces a los líderes rusos o la estética del país eslavo cuando en esta época del año las temperaturas en Río sobrepasan con facilidad los 40 grados.
Además, antes del Carnaval el bloco realiza charlas, conferencias y debates en torno al tema escogido, por lo que la discusión va más allá del confeti y las serpentinas, remarca Müller.
Pero el Prata Preta no es el único bloco que teñirá el carnaval de rojo comunista: en São Paulo el llamado Bloco Soviético llevó el pasado domingo a decenas de miles de personas a la famosa Rua Augusta.
El Bloco Soviético, igual que el Prata Preta y muchos otros, reivindica un carnaval libre, espontáneo e irreverente, no sujeto a los intereses del mercado ni a las autoridades, con un fuerte mensaje sobre la apropiación del espacio público de la ciudad.
Al margen de abordar temas locales a través de satíricas canciones también se hacen relecturas de clásicas "marchinhas" —canciones típicas de Carnaval— para adaptarlas a la temática rusa.
"Cuánto tiro ¡oh! Qué griterío, Lenin ya llegó a la estación, Rasputín está llorando por el amor de la zarina, en medio de la multitud (…) Voy a traer vodka, voy a llevar limón, para la Revolución", dice una versión de la canción "Máscara Negra" de Zé Keti, rebautizada como "Praça Vermelha" ("Plaza Roja").
En los últimos años sus desfiles estuvieron dedicados a lucha contra los desalojos masivos que provocó la organización del Mundial de Fútbol de 2014, la lucha feminista y el combate al racismo y este año se centrarán en los derechos de gays, lesbianas y transexuales.
"El carnaval puede ser un acto político", resalta Müller, del Prata Preta, recordando la movilización espontánea de muchos blocos que salieron a la calle fuera de temporada, para gritar contra el "impeachment" contra la presidenta Dilma Rousseff (Partido de los Trabajadores).