Aunque todo esto garantizaría que Estados Unidos tenga una ventaja en operaciones para imponer un bloqueo a China, los militares norteamericanos obviamente entienden que tratar de conquistar al gigante asiático es en vano.
Pero desde el punto de vista de Washington, vale la pena destruir la infraestructura militar china y establecer el control sobre los sitios más importantes del país asiático, como Hong Kong.
"Primero, China sería desarmada y luego se sometería a los cambios interiores. Una posible opción será el intento de los movimientos pro-occidentales de derrocar al gobierno actual chino y hasta desintegrar China", advirtió.
Añadió que los posibles candidatos a separarse serían la región autónoma uigur de Sinkiang, la región autónoma del Tíbet, así como las áreas costeras cuyo nivel de vida es superior al resto de las regiones.
"El S-400 es un factor disuasorio muy efectivo"
"El S-400 es un factor disuasorio muy efectivo y Estados Unidos deberá tenerlo en cuenta. Los estadounidenses tendrán que inhabilitar los sistemas de defensa antiaérea china antes de empezar cualquier operación, y no es tan fácil. Menos aún que los chinos vayan a quedarse de brazos cruzados: esto implica que EEUU pueda sufrir bajas considerables", mencionó.
Aleksándrov cree que los suministros de los sistemas antiaéreos a Pekín buscan mandar una señal a Washington de que Moscú no romperá sus lazos con China, incluso en el campo técnico-militar.
"Si los norteamericanos quieren alejarnos de Pekín, no lo conseguirán", pronunció.
El experto recordó que Pekín ya cuenta con 15 divisiones de los sistemas antiaéreos rusos S-300PMU2, que resultan ser muy efectivos en combinación con S-400, destacó.
Opinó que Pekín no va a utilizar dichas armas para proteger a sus ciudades: los chinos necesitan cubrir sus objetos militares principales como centros de mando, silos y aeródromos. Por tanto se desconoce el número de divisiones que China necesita; "ningún experto puede responder a esta pregunta ya que es una información de alto secreto".
El director del consorcio Rostec, Serguéi Chémezov, recientemente explicó que su "empresa tiene una regla: primero, se entregan las armas al Ejército ruso, y solo más tarde se venden al extranjero", esto quiere decir que el Ejército chino recibirá los S-400 "no antes de 2018".
Anteriormente, se informó que el presidente ruso, Vladímir Putin, personalmente dio luz verde a los suministros de los sistemas antiaéreos a China. Asimismo hay informes de que China puede recibir 6 divisiones del nuevo sistema antiaéreo por un coste de 3.000 millones de dólares.
Los sistemas Triumf rusos permitirán que los chinos no solo controlen su espacio aéreo, sino también el de Taiwán y las islas Senkaku, las que Pekín considera parte integral de su territorio.