La Casa Blanca ha comenzado a investigar las filtraciones de conversaciones de Donald Trump con varios líderes extranjeros. La Administración del nuevo presidente estadounidense busca averiguar cómo se hizo público no solo el contenido de las conversaciones telefónicas —lo que ya representa una violación de la ley—, sino también los detalles de lo que estuvo sucediendo en la Oficina Oval durante dichas conversaciones.
Los medios también hablaron de la disputa entre Trump y el primer ministro de Australia. Se informó que el jefe de la Casa Blanca incluso colgó el teléfono. Además, la prensa publicó información sobre las supuestas amenazas del presidente de EEUU a su homólogo de México.
En este contexto, la Casa Blanca sugiere consultar a los comunicados de prensa oficiales. Mientras tanto, Trump considera que todas estas fugas son obra de los empleados que permanecen en la Casa Blanca y el Consejo de Seguridad Nacional desde los tiempos de Obama, señala la columnista de Sputnik, Svetlana Kalmykova.
La periodista opina que el mandatario de EEUU tiene enemigos tanto entre los demócratas, como republicanos y advierte que este tipo de fugas pueden volver a ocurrir.
"Para los demócratas —que, al parecer, todavía no se han conformado con su derrota en las elecciones—, es extremadamente ventajoso presentar al nuevo presidente con colores negros, es decir, escandaloso, nervioso, ignorante. Además, Trump tiene muchos enemigos entre los republicanos. (…) Siempre hay que estar alerta y recordar que las paredes no solo tienen oídos, sino también ojos. Obviamente, a Trump lo están siguiendo muy de cerca. Así pues, está claro que estas fugas no han sido las últimas".