Según creen los especialistas, los genes de la resistencia a antibióticos podrían haber sido 'transmitidos' a los seres humanos desde las granjas cercanas y las moscas se convirtieron en los portadores de estos.
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Las moscas de estas granjas tienen un alto nivel de bacterias que contienen genes de resistencia. Además, descubrieron que un tercio de las bacterias Escherichia coli, que se encuentran en la carne proveniente de las granjas, son resistentes a los antibióticos betalactámicos carbapenemas y una cuarta parte a la colistina.
Tanto los carbapenemas como la colistina se consideran "los fármacos de último recurso" y se usan solo cuando todos otros medicamentes no lograron ayudar. Sin embargo, aparecen bacterias que portan genes resistentes a estas sustancias.
En el gigante asiático el ganado consume productos en los que inyectan grandes cantidades de colistina. Cada año las granjas ganaderas chinas reciben cerca de 8.000 toneladas de este antibiótico que en China no se utiliza como medicamento para las personas.
El Gobierno del país planea prohibir el uso de la colistina en las granjas e introducirla como parte de tratamiento de pacientes. No obstante, los científicos dudan que sea capaz de ayudar a los enfermos que llevan años consumiéndolo en grandes cantidades en los platos de carne.