"Soy directamente responsable de haber ideado e impulsado el proceso participativo del 9-N", dijo el expresidente catalán antes de apostillar "soy responsable y no me escondo, sino que estoy orgulloso de ello".
"No soy culpable de haber cometido ningún delito, de eso no tengo la menor duda", afirmó el político catalán.
La defensa de los políticos catalanes (también se juzga a dos excompañeras de Gobierno de Mas en esta causa) se basó en argumentar que no incurrieron en un delito de desobediencia porque la providencia del Tribunal Constitucional era ambigua y porque cambiaron el formato de la consulta tras conocer su decisión de declararla ilegal, por lo que la organización recayó sobre voluntarios de la sociedad civil y no sobre el Ejecutivo autonómico.
"A los voluntarios no se les da órdenes, como máximo se les trasladan recomendaciones", dijo Mas, descargando de responsabilidad al Ejecutivo que encabezaba.
"El 9-N creo que fue una jornada de la cual nos deberíamos sentir orgullosos", insistió el político catalán.
Artur Mas terminó su alegato asegurando "no entender" que "una jornada cívica y democrática como la del 9N pueda ser considerada un delito".