Los agentes de control vial publicaron en su cuenta de Facebook la inusual excusa, que calificaron sarcásticamente de "buen intento" pero que "no funcionó". El coche se desplazaba a alta velocidad, por lo que un móvil de la Policía lo siguió y lo detuvo.
No se trataba de una emergencia médica o de una pasajero apurado por llegar a una cita. El conductor atribuyó la alta velocidad a la actividad intestinal de sus clientes.
"Cuando fue parado, el conductor echó la culpa del exceso de velocidad a las flatulencias de sus tres pasajeros", informó la entidad en las redes sociales.
Por la hazaña, al taxista fue procesado por exceso de velocidad. La infracción puede costarle un curso de educación vial de 110 libras (137 dólares) o bien una multa de 100 libras (125 dólares) y el débito de tres puntos de su licencia de conductor.