El texto ha recibido críticas desde la derecha y la izquierda. La Iglesia Católica calificó al documento de "ilegítimo", "absurdo" y "asesino".Por su parte, grupos de izquierda la consideraron insuficiente. "Mancera se tomó la libertad de redactar un borrador de acuerdo a sus intereses y de los empresarios que representa. Luego llamó a un proceso constituyente en el que participaron intelectuales y organizaciones sociales pensando que había posibilidad de incidir, y en el proceso se encontraron con que esto era falso", dijo a Sputnik Guillermo Andrade, integrante de la Nueva Constituyente Ciudadana y Popular (NCCP), un movimiento político ciudadano que busca refundar la nación mexicana.
El activista respaldó su argumento en los artículos 39, 128 y 136 de la Constitución de 1917. Allí se establece que la soberanía reside en el pueblo y que éste tiene el poder de cambiar su forma de gobierno cuando lo desee, explicó.
"Solo el pueblo puede citar a una asamblea constituyente y esto no sucedió en esta nueva Constitución de la ciudad. Es posible revertir esta constitución mediante estos artículos", sostuvo Andrade.
"Hubo propuestas interesantes que no quedaron plasmadas en el texto final. El Gobierno aprovechó la legitimidad de estos sectores para recuperar una credibilidad que perdió a lo largo de los años. Los artículos más progresistas terminaron siendo pervertidos. Lo que pudiera haber representado un avance quedó anulado", señaló.
Para Andrade la legalización de la eutanasia, el matrimonio igualitario y de la marihuana con fines medicinales no son suficientes "en el contexto que está viviendo la ciudad". "La mayor parte de la población gana salarios que no alcanzan para subsistir, con trabajos y viviendas precarios, y no hay acceso al agua potable o alimentación saludable, seguridad social ni salud. Nada de eso se aborda de manera idónea", declaró.