Esta iniciativa fue lanzada antes de que el presidente Donald Trump tomara posesión de su cargo y fue apoyada por los representantes de ambos partidos en el Congreso.
"Durante mucho tiempo Usstratcom y las agencias de inteligencia de EEUU sabían de la existencia de puestos de mando altamente secretos de Rusia, diseñados para proteger a sus máximos dirigentes y preservar a las múltiples reservas para sus mandos militares y las comunicaciones, así como para mantener el alto nivel de durabilidad del Ejército ruso", dijo el mayor general Vladímir Dvorkin en una entrevista al diario ruso Gazeta.
Lo más interesante es que los militares estadounidenses están al tanto de la existencia de un sistema de defensa que podría ser utilizado por Rusia si un día se produce un ataque nuclear lanzado desde el territorio de EEUU.
"Cuando la URSS tuvo que afrontar la amenaza nuclear proveniente de Washington, nosotros creamos el Sistema Perimetr conocido en Occidente bajo el nombre de 'la mano muerta'. Este sistema es el punto de mando duplicado que inmediatamente daría la orden de lanzar los misiles nucleares contra el agresor incluso si todos los líderes supremos del país eslavo a la vez acabaran un día muertos", dijo el coronel y el jefe de la Academia de Problemas Geopolíticos, Leonid Ivashov, en una entrevista al periódico Vzglyad.
Todos los búnkeres secretos y las ciudades especiales de Rusia se mantienen por el Servicio Federal de Seguridad de Rusia y la Dirección Principal de los Programas Especiales del presidente de Rusia, por lo que muy poca información se conoce de ellos. A veces estos datos se filtran en los medios de comunicación principalmente porque las autoridades rusas de vez en cuando desclasifican los viejos archivos de la KGB.
En los años 80 del siglo pasado la URSS ya había construido varios búnkeres para los dirigentes máximos del país y Rusia de la época postsoviética continuó manteniendo estos sistemas de defensa durante la presidencia de Boris Yeltsin.
Durante el Gobierno de Vladímir Putin "estos sistemas fueron modernizados y ahora pueden funcionar con autonomía durante tres meses", enfatizó Ivashov.
Además, el metro de Moscú, en particular sus estaciones centrales, fue diseñado para servir algún día de un búnker capaz de soportar un impacto de los misiles nucleares.
No obstante, la protección más segura proviene del sistema de alerta temprana y de los sistemas de defensa antiaérea modernos, que vigilan constantemente los lanzamientos de misiles en cualquier parte del mundo, comentó Andréi Bízhev, ex vice comandante de las Fuerzas Aeroespaciales rusas, al medio Vzglyad.