Daniele Scalea, director general del Instituto de Estudios Geopolíticos y Ciencias Auxiliares (IsAG), compartió con Sputnik que esta situación no es tan evidente como parece a primera vista, y requiere una lectura más precisa.
"Las acusaciones de racismo siempre suelen estar relacionadas con una polémica política y no se deben tomar demasiado en serio. Sin embargo, está claro que Trump no es precisamente un 'fan' del islam, especialmente del 'islam político', que está penetrando en las sociedades occidentales a través de la inmigración".
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Según Scalea, Donald Trump y su Administración intentan frenar no el islam en sí, sino el islamismo más radical, que es hoy día para EEUU un enemigo igual de peligroso que el comunismo en tiempos de la Guerra Fría. Así, la lista de países a cuyos ciudadanos se les prohíbe temporalmente la entrada a EEUU es la siguiente: Irak, Libia, Sudán, Somalia, Siria, Yemen e Irán. Todos, excepto Irán, se ven hoy día azotados por grupos que defienden la ideología islámica más radical. Sin embargo, la lista no menciona territorios relativamente estables como Argelia o Egipto —mayoritariamente árabes—, o Turquía, Pakistán e Indonesia —mayoritariamente musulmanes—.
"Si bien con razón se dice que la mayoría de los migrantes no tiene nada que ver con el terrorismo, es cierto también que, por ejemplo, en Alemania todos los atentados fueron realizados por migrantes o refugiados".
Y es aquí donde, en opinión de Daniele Scalea, cada Gobierno debe dar respuesta a la siguiente encrucijada: ¿qué es más importante: privar a los migrantes, entre los cuales puede haber terroristas y extremistas, del derecho de entrada a Europa para proteger a sus propios ciudadanos del peligro de ser asesinados, o ayudar a la gran mayoría de los migrantes que no ha sido radicalizada?
"Yo le he dado una respuesta a esa pregunta, pero es mi propia opinión. Cada persona tendrá una opinión propia al respecto", prosigue Scalea.
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Desde el punto de vista práctico, la medida promovida por Trump podría evitar ataques terroristas, al menos a corto plazo. Además, continúa Scalea, en EEUU esa medida puede ser realizada fácilmente, ya que la cantidad de musulmanes en el país no sobrepasa el 1% de la población total, y su integración a la sociedad norteamericana es mucho mayor que en Europa.
"Mientras tanto, sería mucho decir que 'Europa está combatiendo la inmigración ilegal'. En los últimos tiempos, en líneas generales, han tratado de controlarla, pero manteniendo la política de puertas abiertas. No sin contradicciones. Los países nórdicos reclaman que debemos dejar entrar a todos, pero luego se quejan cuando los sureños realmente dejan pasar a todos".
La línea política e ideológica de Trump es radicalmente diferente a la de los líderes europeos actuales. Ellos consideran la inmigración como un factor positivo, como una especie de deber moral. Es evidente ahora que los que no pueden entrar en EEUU, pero quieran salir de su país, se dirigirán a Europa. Esto causará un efecto de hostilidad entre los políticos y un mayor descontento entre los ciudadanos Europeos, concluye Daniele Scalea.
Trump firmó el 27 de enero el decreto para 'Proteger a la nación de la entrada de terroristas extranjeros a EEUU' (Protecting the Nation From Foreign Terrorist Entry Into the United States, en inglés), el cual suspende la admisión de refugiados al país norteamericano por 120 días, prohíbe indefinidamente la acogida de refugiados sirios y endurece las reglas de entrada con el fin de impedir la infiltración de terroristas.
Además, el decreto prohíbe durante 90 días la entrada en EEUU a los ciudadanos de siete países con población mayoritariamente musulmana: Irak, Irán, Siria, Sudán, Yemen, Libia y Somalia.