En un campo de 10,52 km2 se han acumulado unas 5.000 aeronaves de diferentes épocas: desde los cazas de los años 60 a los prototipos futurísticos de los proyectos militares cerrados, de los misiles balísticos hasta las naves espaciales que fueron retiradas de servicio.
La base aérea está localizada a unos 40 kilómetros de la ciudad de Tucsón en un desierto del estado de Arizona. Fue creada en 1925 y recibió su nombre gracias a los pilotos estadounidenses de la Primera Guerra Mundial Samuel Davis (murió en 1921) y Oscar Monthan (murió en 1924), quienes vivieron en Tucsón.
Al ingresar a la colección Davis-Monthan, a los aviones y helicópteros se les quita el armamento y el equipamiento secreto, los sistemas de combustible se vacían y se cubren con una capa de aceite.
La base está bien protegida y vigilada. El precio total del material resguardado en la base supera los 35.000 millones de dólares.
Las aeronaves de las dos primeras categorías están potencialmente listas para el combate y pueden entrar en servicio de nuevo: por ejemplo, los aviones de ataque OV-10 de la época de la Guerra de Vietnam fueron puestos en servicio otra vez para luchar contra los yihadistas. Los interceptores F/A-18 Super Hornet volvieron al servicio por los retrasos en los suministros de los F-35.
La base está cerrada para los turistas, pero el museo de la Fuerza Aérea está muy cerca. Allí es posible tomar un tour de autobús por el cementerio de aviones. La ruta y el tiempo del tour son limitados, pero a veces los turistas hasta logran tomar fotos de piezas secretas. Así las fotos de un dron de reconocimiento Lockheed D-21 se filtraron a la red, por lo que el Pentágono tuvo que reconocer la existencia de la aeronave.