En especial, Kane ha hecho referencia al exoplaneta Wolf 1061c, que se encuentra a casi 14 años luz de la Tierra. Es posible, explica Todd Jaquith en su artículo para el portal Futurism.com, que en los 18 días que dura un año en este cuerpo celeste, se alcancen a formar biomas —un conjunto de ecosistemas— que sobreviven por varios días antes de que sean destruidos por las temperaturas increíblemente altas o bajas.
"Una importante cuestión a tener en cuenta es que la zona habitable alrededor de una estrella cambia en tiempo y espacio; mientras una estrella envejece y se hace más caliente, su zona habitable se mueve hacia el exterior, desolando planetas antes habitables o convirtiendo en paraísos a aquellos que eran inhabitables", sostiene Jaquith.
En todo caso, las variables que entran en juego para la existencia de vida en un planeta son muchas, tanto dentro del cuerpo celeste, como en la zona espacial que lo rodea. Por esta razón, lo mejor que pueden hacer los astrónomos es seguir observando, para entender el potencial de un planeta en tener vida y no descartarlo por error.
Prepárate para el fin del mundo: un #asteroide gigante se acerca a la #Tierra… otra vez https://t.co/L1lPW08yCs pic.twitter.com/d34hfPWg64
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 29 января 2017 г.
Mientras tanto, las tecnologías para observar exoplanetas siguen mejorando: en 2018, por ejemplo, el telescopio espacial James Webb será lanzado al espacio; proyectos como TESS (Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito) y el telescopio Atlast también están siendo desarrollados y estarán al servicio de la ciencia en un futuro próximo.