A diferencia de sus antecesores del programa Space Shuttle, el traje espacial de nueva generación —así como las botas y los guantes del equipo— son mucho más pequeños y ligeros. Además, está construido de materiales capaces de prevenir el sobrecalentamiento de los astronautas: el traje puede ser conectado al sistema de aire acondicionado de la nave, lo que permite garantizar la circulación del aire.
"Es bastante confortable y ligero, es fácil moverse con él", comentó la ingeniera de la empresa Mónica Holsten, al mostrar la escafandra.
En lo que respecta al color del equipo, se decidió escoger el azul, ya que se asocia con la marca Boeing. En el vídeo oficial publicado por la NASA se puede ver a Ferguson y Holsten sentados dentro del prototipo de la nave con los novedosos trajes.
No obstante, el novedoso traje de presión no está diseñado para utilizarse durante las caminatas espaciales.
"Es un traje espacial diseñado para la estancia en la nave, puesto que no está diseñado para proteger de las temperaturas [demasiado altas o bajas], así como los posibles choques con partículas cósmicas", explicó Ferguson.
En 2014, las empresas aeronáuticas Boeing y SpaceX firmaron un contrato con la NASA para la construcción de nuevas naves espaciales pilotadas. La nave de Boeing, el CST-100 Starliner, pasará a la fase de pruebas en junio de 2018. En lo que respecta a las pruebas pilotadas, se estima que tendrán lugar en agosto de 2018.