Los dos últimos presidentes norteamericanos, George W. Bush y Barack Obama, mantuvieron sitios web separados para la comunidad hispanoparlante, pero desde el martes 24 de enero el enlace www.whitehouse.gov/espanol devuelve el fatídico error 404 y un mensaje en inglés que dice lo siguiente: "Lo siento, la página que busca no se ha encontrado".
No obstante, el nuevo secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, explicó que la página en español volverá tarde o temprano. "Hemos arrancado a toda marcha el día uno. Había un montón de trabajo que hacer e hicimos un montón de trabajo en la página web para estar seguros de que estábamos preparados para tener información tan rápido como fuera posible. Vamos a seguir desarrollando la página web en el área de temas y en esa área. Pero tenemos a los chicos de IT (Tecnología de la Información) trabajando horas extras para conseguir todo eso deprisa. Confíen en mí, va a tomar un poco más tiempo, pero estamos trabajando pieza a pieza para hacerlo bien", explicó Spicer.
La presidenta de la Junta de Andalucía, la socialista Susana Díaz, fue una de las primeras en calificar la acción de Trump como "un desprecio a la comunidad hispana" y "un ataque intolerable a la segunda lengua en EEUU".
Estados Unidos es el segundo país del mundo con más hispanoparlantes después de México, incluso por delante de España. Son 41 millones de ciudadanos nativos en español, más otros 11,6 millones que son bilingües.
En esa línea de reproche se posicionó el director de la Real Academia Española (RAE), Darío Villanueva, cuando le pareció una "regresión importante" el paso que aparentemente ha dado la Casa Blanca. "Es muy significativo y negativo, sin duda alguna, pero la presencia del español en Estados Unidos es imparable: hay una minoría mayoritaria de más de 50 millones de personas", enfatizó Villanueva con orgullo.
El inglés no está recogido como lengua oficial en el texto de la Constitución estadounidense. No obstante, a finales de los 90, en algunos Estados de la Unión se abrió el debate entre los partidarios de que fueran el inglés y el español lenguas co-oficiales y los que sólo querían el inglés. De ahí surgió el movimiento "English only". Eso creó una herida y causó muchas controversias.
En el campo contrario, esgrimen que Estados Unidos es una nación de inmigrantes, y que las minorías lingüísticas están protegidas por la Ley de Derechos Civiles aprobada en 1964. Por tanto, consideran que sería una flagrante discriminación que un ciudadano no pudiera acceder en su lengua nativa a los servicios que presta el Gobierno federal. Creen que la cuestión debe ser debatida y regulada por cada Estado y no por los legisladores en Washington. Y consideran, además, que hacer al inglés el idioma oficial desanimaría a aprender otras lenguas, lo que tendría consecuencias negativas en el campo del comercio exterior y la diplomacia.
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