En aquella ocasión un grupo de presos pertenecientes a la facción del narcotráfico Familia do Norte (FDN) mataron a 56 reos de la banda rival Primeiro Comando da Capital (PCC).
"Se convirtió en una guerra, empezó en Amazonas, es una venganza. Es una pelea que no es de Rio Grande do Norte, es una venganza del caso de Amazonas", subrayó el gobernador.
A pesar de las palabras del gobernador relacionando las dos matanzas este mismo domingo el secretario de Justicia y Ciudadanía de su gobierno, Wallber Virgolino, afirmó que la rebelión no tenía relación confirmada con lo ocurrido en los estados de Amazonas y Roraima.
El gobernador admitió que la situación sigue siendo tensa en la cárcel Nísia Floresta —los presos andan sueltos por los tejados de los pabellones— pero matizó que todo está bajo control y que se está "intentando evitar fugas".
También informó de que pidió ayuda al gobierno federal para que envíe un helicóptero y un avión para trasladar a los líderes del PCC que comandaron la matanza hacia otras cárceles.
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Seis de estos líderes ya fueron apartados del resto de presos y se espera que sean trasladados a otros presidios de la región noreste del país. "Esperamos que así el movimiento se debilite", dijo el gobernador.