"Él [Poroshenko] tiene intereses empresariales en Rusia, país con el cual, juzgando por sus propias palabras, está llevando a cabo una guerra y contra el que impuso sanciones económicas, y no los comunicó a la NAPK".
El 28 de octubre, en la página de la corporación Roshen, fundada por Poroshenko, se publicó un comunicado en el que se decía que entre 2014-2016, la empresa transfirió a Ucrania unos dividendos por valor de 72 millones de dólares ganados por una de sus fábricas, ubicada en la región rusa de Lípetsk.
Además, en este comunicado se destacaba que Roshen 'invirtió' en Rusia al menos 5 millones de dólares, que fueron pagados por la compañía en concepto de impuestos.
Roshen es uno de los fabricantes de dulces más grandes del mundo, con una producción anual de 450.000 toneladas. La compañía posee fábricas en Ucrania, Lituania, Hungría y Rusia. Durante la campaña a la Presidencia de Ucrania, Poroshenko prometió vender su parte de la empresa en caso de ganar las elecciones pero hasta la fecha, esto es algo que no ha ocurrido.
A comienzos de 2016, después de un fallido intento de vender Roshen, Poroshenko entregó sus acciones para su gestión a un grupo empresarial perteneciente a la familia Rothschild.