Como principal problema el columnista subraya el enfoque irracional de los ingenieros de la empresa fabricante del caza, Lockheed Martin, en cuanto a la reducción de la masa del avión. Según Fredenburg, los diseñadores lograron aligerar la aeronave al desmontar las armas que el caza necesitaba y al simplificar su sistema de seguridad de vuelos.
Además, los elementos de construcción del F-35, hechos de una aleación especial de aluminio, no pueden soportar un sobrepeso. Otro problema destacable, según el analista, es el funcionamiento inestable del propulsor y los fallos constantes en el sistema de enfriamiento.
"Llegó la hora de enfrentar la verdad: dados los errores fatales cometidos durante el proceso de diseño, hace 20 años, el F-35 padecerá siempre los problemas de peso insuperables y de recalentamiento. En este sentido, nunca vamos a tener un avión seguro y rentable en el marco de este programa", explicó Fredenburg.
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A modo de conclusión el autor del artículo llama al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, a cancelar el ineficaz programa y "salvar el dinero de los contribuyentes norteamericanos" para no desperdiciarlo en un proyecto inviable que cuesta 1,5 billones de dólares.