"Meterse en los asuntos de otros estados democráticos es un 'problema' solo cuando el blanco es EEUU", escribe Owen Jones, columnista de The Guardian.
En un sinfín de casos EEUU —la Casa Blanca, la CIA o a través de las organizaciones internacionales— intervino en los asuntos que están bajo jurisdicción de los estados independientes, recuerda el autor.
"Aunque los estadounidenses se sienten enfadados por la presunta 'injerencia' en su proceso electoral, se les debe ofrecer también un espejo, y el reflejo debería preocuparles", escribe Jones.
El autor recuerda los ejemplos históricos, entre los cuales destaca el de Italia tres años después de la II Guerra Mundial. En esa ocasión el Departamento de Estado dio a conocer a los italianos que el país sería excluido de la asistencia estadounidense a Europa si ganaban las personas 'incorrectas'.
Otra injerencia que llevó a un desastre fue la de Chile en 1973, un golpe militar patrocinado por la propia CIA que acabó con la muerte del presidente Salvador Allende y la llegada al poder del dictador Augusto Pinochet. Esto tras fracasar los esfuerzos de EEUU de impedir el ascenso a la presidencia por parte de Allende en 1970.
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Recuerda el autor que en los 90, tras la desintegración de la URSS y la "victoria de EEUU en la Guerra Fría", Washington no dudó en intervenir en el proceso electoral de la naciente democracia rusa causando "consecuencias nefastas".
"Tan pronto como Bill Clinton se convirtió en presidente de EEUU en 1993, sus expertos empezaron a discutir 'la formulación de las políticas de tutelaje', incluyendo una ayuda descarada y tendenciosa al presidente Boris Yeltsin", afirma Owen Jones.
And here's how @TIME reported on the US hand in that same Russian election: "Yanks to the rescue!" pic.twitter.com/aJD8ZiL2st
— Danielle Ryan (@DanielleRyanJ) 30 июля 2016 г.
No obstante, la miseria causada en la época de Yeltsin provocó el rechazo de los rusos a los valores occidentales y al mercado libre, y generó la creciente demanda de un líder de otro tipo, algo que, irónicamente, se manifestó en Vladímir Putin, quien ahora está acusado de liderar el 'renacimiento de Rusia', algo que tanto frustra al propio EEUU.
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Las autoridades rusas, por su parte, rechazaron reiteradamente como infundadas las acusaciones de implicación en esos hackeos y de interferencia en la campaña electoral de EEUU.