En un artículo para The Intercept, Greenwald recordó que en las últimas semanas, el periódico estadounidense publicó dos grandes noticias engañosas acerca de Rusia, las cuales se hicieron virales como resultado de una amplia divulgación en las redes sociales. Ambas historias, sin embargo, fueron rápidamente desmentidas.
La segunda historia afirmaba que piratas informáticos rusos habían penetrado en la red eléctrica estadounidense a través de una computadora de una empresa de servicios públicos en Vermont. A esa noticia también luego se añadió una nota del editor donde se aclaró que autoridades informaron que no existía ninguna prueba del supuesto ciberataque de Rusia. Además, el ordenador supuestamente invadido por hackers rusos siquiera estaba conectado a la red.
Greenwald subrayó que pese a que el periódico estadounidense se retractó de sus historias engañosas, dichos desmentidos se hicieron de manera muy discreta. Marty Baron, el editor del The Washington Post, quien tuiteó acerca de uno de esos artículos, se mantuvo callado acerca de las revisiones.
Russian propaganda effort helped spread fake news during election, say independent researchers https://t.co/3ETVXWw16Q
— Marty Baron (@PostBaron) 25 de novembro de 2016
"Después de haber publicado las acusaciones originales que fueron vistas por decenas de miles de personas, si no más, [Baron] no tomó ninguna medida para asegurarse de que esos individuos supieran acerca de la 'vuelta atrás' en las afirmaciones más importantes e 'inflamadas' del artículo", aseveró Greenwald.
Greenwald destacó, sin embargo, que cualquier periódico está sujeto a cometer errores, pero eso no excusa el comportamiento sistemáticamente imprudente del The Washington Post.
"En estos casos, [los periodistas de WP] no cometieron errores de buena fe después de dedicarse a un cuidadoso periodismo", enfatizó Greenwald. "Con ambas historias, fueron imprudentes (en el mejor de los casos) desde el principio, y las deficiencias flagrantes en los informes presentados se hicieron inmediatamente evidentes (razón por la cual ambas historias fueron ampliamente atacadas después de la publicación)", concluyó el aclamado periodista.
Greenwald señaló que los mismos periodistas que constantemente critican las "noticias falsas" hacen muy poco para corregir su error cuando una historia que promocionaron, ya sea propia o de un colega, se demuestra engañosa.