"Un código asociado a la operación de pirateo informático bautizada como Grizzly Steppe por la Administración [del presidente Barack] Obama fue detectado en el sistema de un proveedor de electricidad de Vermont —Burlington Electric—", afirmó la publicación en su página web, aunque no dio más detalles sobre el incidente.
El periódico subrayó que, a pesar de que este código "no ha sido usado activamente para modificar el funcionamiento del proveedor (…), la penetración en la red eléctrica nacional es importante porque representa una vulnerabilidad potencial grave".
"Sin embargo, resultó que este relato era falso e ilustra lo eficaces que son las noticias falsas y engañosas de las páginas de los periódicos de primer nivel que no verifican adecuadamente los hechos", comenta Leetaru.
En una hora y media, de los piratas informáticos rusos presentes en la red eléctrica estadounidense y preparados para hundir a la nación en la oscuridad, la historia se quedó en un solo ordenador portátil infectado con el código malicioso, que además no estaba conectado a la red eléctrica.
Sin embargo, solo a las 22:30 horas, cuando la empresa de servicios públicos desmintió la información publicada por The Washington Post en un comunicado, el diario actualizó finalmente su artículo y cambió el titular y el cuerpo de la noticia.
Solo después de que varios medios llamaran a realizar cambios, el periódico finalmente agregó una nota editorial en la parte inferior del texto, más de medio día más tarde de su primera publicación, en la que afirmaba que: "La versión anterior de este artículo informó erróneamente de que los piratas informáticos rusos habían penetrado en la red eléctrica estadounidense. Las autoridades aseguran que no hay indicios de esto. El ordenador de Burlington Electric 'hackeado' no estaba conectado a la red".
"Sin embargo, incluso esta corrección no recoge fielmente los hechos. (…) El código malicioso en cuestión está realmente disponible para su compra en línea, lo que significa que cualquiera podría haberlo utilizado y su mera presencia no es una prueba de la participación del Gobierno ruso [en el ciberataque]", enfatiza el periodista.
Además, Leetaru señala que un código malicioso puede provenir de muchas fuentes, incluyendo la visita a sitios web maliciosos y, por lo tanto, su presencia podría deberse a que, simplemente, un empleado visitó una página web infectada con su equipo de trabajo.
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Mientras tanto, la historia de The Washington Post se hizo viral y fue ampliamente compartida.
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El autor observa que una vez que una historia entra en la rueda del periodismo, se propaga sin más restricción, puesto que cada medio supone que el anterior hizo el trabajo necesario de verificación y confirmación de los hechos de los que informa.
Otro problema, según Leetaru, es que los medios dependen excesivamente de las fuentes gubernamentales. Glenn Greenwald, abogado y periodista estadounidense, sugirió que los periodistas fueran más cautelosos a la hora de tratar las palabras de los Gobiernos como una verdad absoluta. De hecho, una parte de las noticias falsas y engañosas del mundo proviene precisamente de los portavoces del Gobierno, opina el columnista.
Guerra de rumores: cinco noticias falsas que causaron furor en internet este añohttps://t.co/ZjM16oRdhJ pic.twitter.com/O7ufZpeeiq
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 17 ноября 2016 г.
Sin embargo, en el caso de The Washington Post, todo parece indicar que una fuente gubernamental informó sobre la sensacional historia de que los rusos estaban atacando la red eléctrica estadounidense y en lugar de recurrir a otras fuentes o reunir más detalles, el diario simplemente se limitó a publicar la historia.
"En un mundo infestado de 'noticias falsas' y engañosas, los grandes medios tienen la responsabilidad profesional de informar sobre los hechos solo después de conocer todos los detalles y de que los periodistas hayan tenido la oportunidad de hablar con todas las partes involucradas", sugiere el autor.
Sin embargo, Leetaru reconoce que, desde el punto de vista financiero, en un mundo donde es crucial ser el primero y recibir el primer clic —que se traduce en más dólares—, esta idea es poco factible, aunque parece ser la única manera de acabar con la plaga de las 'noticias falsas'.