¿Será el mejor de la historia de la organización superando así a sus ocho predecesores?
El propio Guterres, en una entrevista a un canal de televisión portugués, aludió a la Parabola de los Talentos, recogida en el Nuevo Testamento, cuando se le preguntó por las razones que le llevaron a presentar su candidatura. El nuevo secretario general de la ONU se siente un privilegiado por la educación recibida, por la experiencia adquirida en la Revolución de los Claveles (ocurrida en 1974 y que sacó a Portugal de la dictadura rumbo a la democracia) y por las oportunidades que tuvo su carrera profesional. Ahora quiere poner todo ese bagaje a disposición del servicio público y la comunidad internacional.
"Tuve un impulso moral muy fuerte", admitió a la periodista.
Quienes conocen bien al exprimer ministro socialista de fuertes convicciones católicas aseguran que es una persona altamente cualificada: muy buen orador, muy inteligente, muy culto, afable, que entiende rápidamente el punto de vista del otro y se enfoca en encontrar las soluciones. Otro detalle: Habla perfectamente inglés, francés y español. Parece destinado a moderar y a generar lazos y puentes.
A Guterres se le ve comprometido, ilusionado, con muchas ganas de actuar, dispuesto a ser no sólo un mediador imparcial sino un interventor, es decir, está preparado para jugar un rol más activo y dinámico mediante la aplicación de una diplomacia discreta pero creativa, más necesaria que nunca en el polarizado contexto actual, como se ha podido ver en los casos del dossier nuclear de Irán o el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos.
Entre los problemas actuales de la organización, Guterres destaca su "incapacidad" a la hora de prevenir conflictos y anuncia que ésa será su principal prioridad. "No beneficia a nadie que se tarden nueve meses en desplegar sobre el terreno al personal de los Estados miembros", subraya con elocuencia.
"Las Naciones Unidas nacieron de la guerra. Hoy debemos cuidar la paz", señaló en otro momento de su primer mensaje que despertó varias rondas de aplausos en la Asamblea General convocada en Nueva York.
Sin ocultar la cruda realidad, Guterres admite que la guerra en Siria se ha convertido en un "cáncer a escala global" y reconoce que, si fuera un sirio de Alepo y no conociera cómo funciona Naciones Unidas, estaría "enojado" con los responsables de la ONU por no haber resuelto satisfactoriamente la tragedia que ha vivido y vive esa ciudad destrozada. "Y ese es un sentimiento generalizado".
Fotos: El triste 'antes y después' de Alepo tras años de ocupación terrorista
Los retos que tiene delante son mayúsculos. La guerra en Siria, Yemen y Sudán del Sur; el conflicto palestino-israelí; las amenazas terroristas; las crisis humanitarias, entre ellas las de los inmigrantes; el impacto del cambio climático y los desastres naturales; las desigualdades y la pobreza. Esperemos que los buenos oficios de Guterres no queden eclipsados por las interferencias de terceros.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK