Mito nº 1: las compras locales reducen la huella de carbono
La idea de que comprar alimentos cultivados por productores locales puede ayudar a disminuir la huella de carbono es, en realidad, equivocada.
Mito nº 2: las plantaciones orgánicas son mejores para la biodiversidad
Los cultivos orgánicos no cuentan con el uso de ingeniería química o plaguicidas para repeler a los insectos y animales destructores de cultivos, razón por la cual las granjas orgánicas necesitan de mayores plantaciones para ser capaces de mantener un rendimiento óptimo. Los defensores de la producción orgánica suelen afirmar que las plantaciones contribuyen a la biodiversidad debido a su gran extensión.
El problema es que en lugares como los trópicos, las granjas de gran tamaño pueden terminar invadiendo las selvas tropicales, e incluso acabar provocando su destrucción con el objetivo de liberar más espacio para el cultivo de alimentos.
Mito nº 3: los alimentos orgánicos son más saludables
Un estudio del año 2012 reveló que los beneficios para la salud derivados del consumo de alimentos orgánicos eran indistinguibles de los de los alimentos no orgánicos.
Además, en febrero de 2016, una investigación similar descubrió que los alimentos producidos orgánicamente, como la leche, por ejemplo, contienen componentes más grasos que sus homólogos no orgánicos.