"Nuestro fin no es crear una política deportiva, porque no es el objetivo de este ministerio, pero sí tenemos que generar espacios de seguridad y para eso utilizamos el deporte, para generar convivencia, si vos tenés espacios públicos ocupados con actividades deportivas, con jóvenes yendo a estudiar, seguramente la violencia empezará a disminuir", afirmó Iparraguirre.
Ese año la selección Uruguaya participó del Mundial de Sudáfrica y en el partido contra Francia, el embajador invitó al ministro del Interior uruguayo, Eduardo Bonomi, a mirar el partido acompañado por autoridades del país europeo, y fue allí donde se prendió la primera luz que daría vida a este proyecto.
Las autoridades del ministerio se preguntaron por qué no replicar esta actitud y transformarla en un hábito para que sea posible mirar un partido con un rival momentáneo en paz, "se quería dar una señal", dice Iparraguirre.
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Fue por esto que desde el Ministerio del Interior decidieron invitar a todos los cuerpos diplomáticos de los rivales de Uruguay con la idea de generar un espacio de convivencia entre los hinchas uruguayos y sus rivales.
"El tema de la violencia en sí no podemos solucionarlo, este programa busca llegar a más jóvenes por medio de promotores de convivencia, que expandan el mensaje, para que actúen como mediadores de situaciones complicadas y que las cosas se resuelvan sin violencia", expresó el director de Pelota al medio a la esperanza.
En sus inicios, el programa realizaba torneos de fútbol con estudiantes de secundaria, buscando generar convivencia a través del fútbol, luego comenzó a expandirse y se comenzó a convocar a deportistas de primera línea de otras disciplinas para que apadrinen el proyecto y comiencen a tener contacto con los jóvenes.
"Cuando vos das oportunidades la gran mayoría de los jóvenes la cuida y además protege la actividad, porque se dan cuenta de lo que les estás ofreciendo", comentó.
Colaboradores
Estas personas fueron seleccionadas para trabajar en el programa "por su calidad humana y porque los jóvenes se reflejan en su éxito deportivo, les gusta ver que con sacrificio se pueden lograr éxitos", cuenta Iparraguirre.
Andrés Silva, por ejemplo, tiene una escuelita de atletismo en la zona de Bella Italia donde trabaja la convivencia con 50 niños de esa zona y de Punta de Rieles en la que semanalmente brinda un espacio de atletismo donde se hacen ejercicios, juegos, paseos, y otras actividades extra a lo relacionado con lo físico.
Por su parte, los mellizos Cuestas están trabajando en la localidad de Casavalle, ubicada al norte de Montevideo, en un centro de cultura y educación física de la Intendencia que trabaja en cogestión con los vecinos del barrio.
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Existe también un espacio dedicado exclusivamente al fútbol a cargo de Fabián Coito, que se dedica a la organización de torneos interliceales basados en la convivencia y el juego limpio.
Pelota al medio a la esperanza ha alcanzado desde su origen a más de 15.000 jóvenes uruguayos.