"Fue un show mediático, algo mentiroso. Siguen sin revelar la información que han ocultado durante años. Dicen estar arrepentidos de sus crímenes pero en ningún momento hacen un mea culpa por el daño que hicieron. Siguen sin entregar la información que tienen para que se pueda avanzar en las causas de derechos humanos, que son más de 1.500", dijo a Sputnik Alicia Lira Matus, presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos de Chile.
El viernes 23 de diciembre, 10 exagentes de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), encarcelados en la prisión de Punta Peuco por crímenes de lesa humanidad, asistieron a una ceremonia religiosa para pedir "perdón" por delitos que jamás reconocieron.
"Desde la derecha aluden a que hay que tener un gesto de humanidad. En un punto intervino el presidente de la Corte Suprema, Hugo Dolmetsch, preocupado por estos victimarios que hoy pintan como víctimas porque están enfermos. También intercedió la Subsecretaría de Derechos Humanos del ministerio de Justicia y el ministro de Justicia Jaime Campos usó las mismas palabras. La ceremonia ecumenica fue la culminacion de esta escalada", sentenció la activista.
A 10 años de la muerte de Pinochet, la petición de perdón de los represores ha reabierto en Chile el debate sobre si es conveniente aliviar las condenas de aquellos presos con crímenes de lesa humanidad a sus espaldas que sufran alguna enfermedad terminal a una avanzada edad.Se calcula que más de 3.000 personas fueron ejecutadas o desaparecidas durante la dictadura, según La Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación.
"Queremos saber dónde están los hombres, mujeres y niños que fueron torturados hasta la muerte y sus cuerpos ocultados. Aquí no hay un verdadero reconocimiento de los crímenes, si los perpetradores siguen diciendo que están presos por crímenes imaginarios. Por eso los presos por crímenes de lesa humanidad deben continuar presos", concluyó.