"Se puede tratar de exponer al cachorro a estos ruidos en las primeras tres a 12 semanas de vida, y asociar esa experiencia con cosas positivas. Una de las técnicas es darles alimento sabroso o hacer una sesión de juegos al momento que suceden los estruendos", dijo a Sputnik Gaspar Romo, presidente de la Asociación de Etología Clínica Veterinaria de Chile.
La estrategia de vincular a algo agradable la experiencia con los fuegos artificiales también puede funcionar en cachorros un poco mayores, según Romo, si bien con menores chances de éxito. En el caso de que ya sufran miedo a la pirotecnia, lo ideal es minimizar su impacto, por lo que en épocas de fiestas de fin de año, se multiplican campañas de concientización.
"Si ya tienen la fobia, hay que ponerlos en un ambiente seguro en donde no puedan provocar o hacerse daño, porque en la medida que escuchan los fuegos intentan escaparse y en ese intento pueden accidentarse. Lo mejor es aislarlo del ruido externo y ponerle algo de música u otro sonido suave de fondo", resaltó el experto.
Otras técnicas como aromaterapia, "especialmente con aceite esencial de lavanda", o la utilización de aparatos que liberan compuestos químicos similares a la "feromona", una sustancia segregada por las perras para comunicarse con sus crías y que son capaces de calmarlos, también pueden ayudar, informó Romo. Además mencionó el uso de vendajes, la aplicación de masajes e incluso la opción de los ansiolíticos como alternativa.
Para el etólogo, la fobia de los perros es comprensible no solo porque sus oídos son más sensible que los nuestros. "Obviamente los ruidos fuertes tienden a afectarlos más, pero además no están conscientes de lo que está ocurriendo. Para ellos es simplemente un ruido muy intenso, que hace que todos se muevan y eso les da una sensación de miedo agudo", consideró Romo.