La solicitud fue formalizada y enviada a la Academia Sueca por Fabien Baussart, director del Centro de Asuntos Políticos y de Relaciones Exteriores de Francia, quien sustentó su petición con el argumento de que el jefe del Kremlin lucha frontalmente contra el terrorismo en Siria.
El investigador argentino Atilio Borón se mostró "de acuerdo con la postulación".
"Creo que el papel que el presidente Putin ha venido jugando en tratar de mantener la paz en Oriente Medio ha sido muy importante", dijo el también sociólogo.
Asimismo, señaló que Putin "no ha reaccionado a varias provocaciones que tuvo que enfrentar y que probablemente en otros casos hubieran generado una respuesta violenta de otros gobernantes". En este contexto, destacó el comportamiento del mandatario ruso ante el asesinato en Turquía del embajador ruso Andréi Kárlov, y el derribo de un caza ruso por el país otomano. "En su caso fue una respuesta muy fría, moviéndose siempre en los carriles de la diplomacia", subrayó Atilio Borón, al agregar que "esa es una actitud que es merecedora de ser recompensada con un Premio Nobel de la Paz".
El analista español Daniel Trujillo Sanz también opina que "habría que nominar a Vladímir Putin", entre otras cosas, por "la victoria tan aplastante" en Alepo. A la vez, el también historiador indica que el Premio Nobel de la Paz se desprestigió en los últimos años. Basta con recordar que se intentó entregarlo a una organización vinculada "con el terrorismo de Frente al Nusra" o que fue otorgado a Barack Obama, cuyas políticas no fueron nada pacíficas, subrayó Daniel Trujillo Sanz.
Por su parte, el periodista mexicano Gabriel Infante Carrillo no cree en que la Academia Sueca destaque a Vladímir Putin. "Nunca van a aceptar que la intervención rusa en Siria fue algo positivo", manifestó nuestro interlocutor, quien se muestra convencido de que Occidente "seguirá demonizando" al presidente del país eslavo.
