Las fuerzas interesadas en frustrar el proyecto del gasoducto Turk Stream, así como los que buscan venganza por las muertes de yihadistas en Alepo e Idlib, son los supuestos responsables de este asesinato, considera Morózov.
"Turquía y Erdogan son las partes menos interesadas en este incidente", subrayó el político ruso.
También declaró que el presidente del país otomano, Recep Tayyip Erdogan, debe hacer todo lo posible por hallar a los culpables, puesto que lo ocurrido puede considerarse como un "atentado contra el Estado".
"Es inaceptable guardar silencio acerca del asesinato del embajador ruso: debemos hacer sonar todas las alarmas", manifestó. Agregó que "un policía joven no pudo haber experimentado ese odio hacia Rusia y el pueblo ruso. Además, el homicida no conocía al embajador. Por eso, los policías y los servicios especiales tienen que descubrir los motivos y las relaciones, así como conseguir detalles de la preparación del atentado. Después de eso, podremos sacar conclusiones para evitar que ocurran ataques semejantes en el futuro", concluyó.