Acto seguido, el jefe de Estado pronunció el juramento con la mano puesta en la Constitución y el Corán, comprometiéndose a "respetar estrictamente la Constitución y las leyes de la República, garantizar los derechos y las libertades de los ciudadanos y cumplir de buena fe las funciones del presidente de la República de Uzbekistán".
Las elecciones presidenciales en Uzbekistán se celebraron el pasado 4 de diciembre.
Los comicios transcurrieron sin incidentes y fueron seguidos por más de medio millar de observadores de 44 países y diferentes organismos internacionales, incluidos 73 observadores de ocho países de la CEI.
Unos 21,4 millones de uzbekos fueron llamados a las urnas para elegir al sustituto de Islam Karímov, presidente que falleció en septiembre pasado tras gobernar el país desde 1991.