Sin embargo, el número real es difícil de estimar, puesto que hay decenas de blocos clandestinos que no informan a las autoridades de los días y las zonas en las que van a tocar para mantener el espíritu anárquico de la fiesta.
El registro oficial, organizado por la Secretaría de Turismo de Río, pretende garantizar las condiciones de seguridad y evitar que algunos barrios se saturen: en la zona sur, donde se encuentran las playas de Copacabana e Ipanema, por ejemplo, ya no hay espacio para más blocos.
Estas bandas de música son la base del carnaval de calle y van desde bandas míticas como el Cordão de Bola Preta, que convoca a más de un millón de personas en el centro, hasta pequeños grupos de amigos que se reúnen tocando en un ambiente totalmente informal.
El carnaval de calle, un contrapunto a los desfiles de las escuelas de samba del Sambódromo, resurgió con fuerza en la última década después de muchos años de letargo, hasta el punto de que muchas personalidades del carnaval alertan de que está al borde del colapso.