La inestabilidad política que se abre a partir de ahora en Italia —la tercera economía más grande de la Eurozona, con un ratio entre deuda y PIB del 133% (sólo superado por Grecia), y un sistema bancario débil— va a tener efectos indeseados en los mercados. El país es ya en términos económicos un 12% más pequeño que cuando se desató la crisis financiera mundial en 2008 y se enfrenta a un reto que puede durar meses.
El resultado de las urnas también supone una mala noticia para el sistema bancario europeo en general, cuyos máximos responsables ven muy preocupados las debilidades de sus socios trasalpinos. Una entidad bancaria italiana importante, la Banca Monte dei Paschi di Siena (MPS), no aprobó el test de estrés realizado en julio por la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés). Todo el sector ha perdido en la Bolsa de Milán la mitad de su valor y acumula la friolera de 360.000 millones de euros en préstamos dudosos, como hipotecas de morosos, es decir, muy difíciles de cobrar. Este montón de dinero hace peligrar los balances de bancos como el citado MPS (el más antiguo del mundo, creado en 1472), que se había lanzado a una operación de ampliación de capital y de titularización de esos créditos incobrables. La titularización consiste en empaquetar esos préstamos en valores que pueden colocarse en distintos tramos con diferentes niveles de riesgo. Así el banco recibe liquidez y a la vez se desprende de activos potencialmente tóxicos. Es la práctica flagrantemente especulativa que se magnificó con las tristemente famosas hipotecas "subprime" en Estados Unidos en 2007.
Según The Economist, Italia se enfrenta ahora a tres opciones. La primera consistiría en nacionalizar MPS. La segunda pasaría por rescatar al banco bajo las estrictas nuevas reglas de la Unión Europea, lo que supondría acumular las pérdidas ya existentes de los inversores, entre ellos muchos minoristas. Finalmente, el Ejecutivo podría simplemente romper con esas normas para satisfacer así a sus votantes empobrecidos, a costa de destruir con ello la credibilidad del euro y su naciente unión bancaria.
Aunque siempre queda la varita mágica del Banco Central Europeo (BCE). Su presidente, el italiano Mario Draghi, puede verse ahora tentado, en plan patriota, a prorrogar seis meses más su programa de estímulo monetario; en otras palabras, seguir comprando deuda soberana en los mercados a un ritmo de 80.000 millones de euros al mes. El peligro de mantener el estímulo monetario es que se corre el peligro de alimentar una burbuja financiera que podría explotar.
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— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 29 ноября 2016 г.
Pero, ¿va a abandonar Italia el euro? Ni a corto ni a medio plazo. Sin embargo, sí es cierto que el Movimiento Cinco Estrellas (M5S), liderado por Beppe Grillo, vencedor innegable del referéndum, lleva años diciendo que la moneda única es el origen de muchos de los problemas económicos que asfixian a los italianos y promoviendo la idea de volver a la lira. Pero recientemente esa organización euroescéptica ha considerado esa opción como el último extremo, consciente de los obstáculos que plantea y de que no está nada claro, además, si contaría con el beneplácito de la población. De hecho, de acuerdo a la Constitución italiana, el Gobierno no está autorizado a evadirse a discreción del cumplimiento de los tratados internacionales.
Por lo pronto, la solvencia estatal de Italia no se ha resentido "por ahora". La agencia calificadora de riesgos Standard & Poor's (S&P) ha informado de que el plebiscito no ha afectado al "rating" de la deuda soberana trasalpina que se sitúa en BBB- / Estable, principalmente porque no existen implicaciones inminentes para las medidas económicas y presupuestarias ya adoptadas. La calificación BBB—, que se encuentra al borde de la del bono basura (BB+), es bastante mediocre y significa que el deudor —en este caso, el Estado italiano— tiene suficiente capacidad para cumplir sus compromisos financieros, pero condiciones económicas adversas o circunstancias cambiantes, como por ejemplo el referéndum de marras, pueden provocar que esa habilidad quede debilitada.
Finalmente, un apunte anecdótico: en 2017 se conmemorará el 60º aniversario del Tratado de Roma, el documento fundacional de la castigada Unión Europea. ¿En qué ambiente se desarrollará esa simbólica celebración?
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK