Alepo es una ciudad estratégica en la contienda que se libra por el control de Siria, al igual que lo es Damasco. El dominio sobre esta ciudad y sus alrededores supone tener bajo control el tramo más importante de la frontera siria y permite elegir en qué dirección emprender una nueva ofensiva.
"Al recuperar Alepo y 'limpiar' la provincia, el Gobierno sirio separará las posiciones de distintos grupos yihadistas, lo que permitirá no solo cortar los canales de suministro de los terroristas todavía existentes, sino también aumentar en gran medida las posibilidades de Damasco para lograr un resultado favorable en la guerra en general", opina el autor.
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¿Qué quiere decir un resultado favorable?
"Sin duda, el régimen autoritario secular de Asad cumple mejor con esta misión que la teocracia islámica con tintes terroristas", destaca Krámnik.
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La batalla decisiva
La importancia del lugar hizo que se desplazara a Alepo una parte considerable de las fuerzas gubernamentales, lo que afectó a las operaciones en otras provincias. En particular, fue una de las razones del fracaso de la ofensiva de junio de las tropas gubernamentales sobre Al Raqa. En aquella ocasión, las fuerzas del Gobierno fueron detenidas por las unidades del grupo terrorista Daesh —proscrito en Rusia y otros países—.
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El autor señala que la situación actual es distinta.
"En primer lugar, al parecer, Damasco se dio cuenta de la inutilidad y del peligro potencial de llevar a cabo iniciativas militares no coordinadas con su aliado clave [Rusia]. Y segundo, Rusia parece preocuparse menos por lo que digan en Occidente".
Algunos expertos comparan la batalla por Alepo con la de Stalingrado —por supuesto, en otra escala y en otra época—. Pero en cualquier caso, se puede decir que las fuerzas empleadas son las adecuadas para la misión y, si no pasa nada extraordinario, los intensos combates que se libran en la ciudad terminarán en las próximas semanas.
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Las opciones de Damasco
Una de las variantes, según Krámnik, es la ofensiva sobre Idlib, capaz, entre otras cosas, de detener la presión de los yihadistas sobre las zonas del norte de la provincia de Hama.
Otra opción es intentar derrotar a Daesh en las regiones del este de Siria, pero para conseguirlo hace falta solucionar una serie de importantes problemas, señala el periodista.
En primer lugar, Damasco tendrá que responder a la pregunta sobre cómo interactuar y relacionarse con los kurdos.
"De lo contrario, un ataque contra Daesh será simplemente imposible, porque los estadounidenses no quieren abandonar sus intentos de aumentar su influencia sobre el Kurdistán".
En tercer lugar, Krámnik cree que es poco probable que las monarquías del golfo Pérsico que apoyan a los yihadistas, así como la coalición occidental, que no respalda a los terroristas pero tampoco quiere la victoria de Damasco, no tomen ninguna medida de respuesta tras el éxito de Asad.
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En este contexto, Damasco cuenta con varias cartas bajo la manga, entre ellas, las conversaciones con las fuerzas aliadas, incluyendo las que antes pertenecían a la oposición.
Además, el nivel de instrucción de combate de las unidades de Siria ha crecido en los últimos meses gracias a la ayuda de Moscú. Y, por supuesto, gracias al apoyo activo de las Fuerzas Armadas de Rusia, concluye Iliá Krámnik.