En diciembre del año pasado, los biólogos hallaron una hormona inusual, conocida como FGF 21, que es sintetizada por el hígado y controla el funcionamiento del centro de comida en el cerebro, incluyendo la avidez de dulces. Los científicos sugieren que, de manera análoga, la sustancia puede afectar la susceptibilidad hacia el alcohol e influir en el desarrollo del alcoholismo.
Utilizando nuevas técnicas de análisis genético, Steven Kliewer, de la Universidad de Texas en Dallas (EEUU) y sus colegas, encontraron que el FGF 21 se asocia en realidad con el alcoholismo y descubrieron otro gen, que influye en su funcionamiento y condena a una persona a la "esclavitud" del alcohol.
Según explica Kliewer, su equipo sabía que el FGF 21 está asociado con el alcoholismo, pero no se conocía con cuáles receptores en el cerebro interactúa y obliga a una persona a consumir grandes cantidades de alcohol. Para responder a esta pregunta, los científicos compararon las pequeñas mutaciones en genes asociados con el FGF 21, en los genomas de más de 100 mil personas, y cuánto bebían estas personas.
Este análisis mostró que varias mutaciones en el gen KLB se asociaron con cambios marcados en los hábitos alcohólicos. Este gen, como explican los científicos, contiene instrucciones para la síntesis de receptores que reconocen el FGF 21 en la sangre, lo que les ha llevado a la conclusión de que el KLB realmente pudiera controlar la inclinación al alcoholismo.