Los medios de Colombia anunciaron a inicios de noviembre un supuesto caso de tráfico ilegal de ranas doradas, una especie endémica de "la zona del Chocó biogeográfico colombiano", una franja a lo largo de la costa del Pacífico de ese país, explicó a Sputnik Luis Alberto Camargo, director ejecutivo de la Organización para la Educación y Protección Ambiental de Colombia.
"Son ranas que solo existen en Colombia. Sus colores son muy apreciados por los coleccionistas y además tienen propiedades de interés para los investigadores. Los indígenas de la zona las usaban para sacar el veneno que usaban en sus dardos y con los que cazaban", indicó el experto.
Ante la alerta por la situación de tráfico, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia indicó en un comunicado que estas ranas son "el vertebrado más letal del mundo, porque a través de su piel se extrae una toxina que es usada como un potente analgésico, más efectivo que la morfina". Esta propiedad "la hace muy apetecida en laboratorios de Europa".
"La toxina es tan fuerte que se estima que un microgramo puede llegar a matar alrededor de 10.000 ratones y entre diez y 20 personas", según la autoridad ambiental.
El Gobierno anunció que tiene en marcha una "estrategia interinstitucional" para frenar el comercio ilegal de esta especie. Asimismo, identificó como países de destino a Eslovenia, España, Holanda, República Checa, Reino Unido, Canadá, Japón y Estados Unidos. No obstante, el Ministerio reconoce la dificultad de detectar estos animales por su tamaño reducido.
Camargo explicó que "es muy difícil hacer el seguimiento del tráfico de estos animalitos" ya que "son ranas muy pequeñas", de entre uno y dos centímetros cúbicos de volumen. Aunque son muy delicadas y pueden morir varias durante el tráfico, son ejemplares que resultan fáciles de esconder. Por eso, según el experto, la detección de redes de tráfico —camino que está siguiendo Colombia— es la manera más efectiva para luchar contra este crimen.
"El tráfico de fauna es un problema grave, no solo para Colombia, sino para el mundo entero. En tiempos donde los ecosistemas de las especies se reducen cada vez más, algunas resultan más amenazadas. Esas especies adquieren un valor más alto para el tráfico", indicó el ambientalista.
Colombia, explicó Camargo, no solo es un país donde se vende fauna ilegalmente. En ocasiones es también un 'portal' para enviar a otras regiones productos por medio de "los canales creados para el tráfico de drogas, armas y fauna en todas sus formas".