Así, al hacerse pasar por controlador aéreo, el 'hacker' logró convencer a uno de los pilotos de la compañía aérea Virgin, que estaba a punto de hacer aterrizar el aparato, de volver a elevarlo a una altura de 1.200 metros. Ese mismo día de principios de noviembre, el impostor fingió ser un piloto de avión ligero que había sufrido el fallo de un motor y pidió ayuda.
En total, se ha informado de 15 incidentes similares ocurridos en los aeropuertos australianos de Tullamarine y Avalon. Actualmente, la Policía está investigando el caso. El delincuente podría enfrentarse a una pena de hasta 20 años de prisión.
De acuerdo con los expertos, el impostor podría haber empleado un transmisor de frecuencia modulada, puesto que las comunicaciones entre pilotos y controladores aéreos no están cifradas.