El problema ha alcanzado parámetros globales. En los últimos años los apicultores chinos enfrentaron pérdidas de colonias "inexplicables". Y los criadores egipcios informaron del colapso de numerosas colonias, y en Europa central hubo pérdidas de hasta un 25% desde 1985, según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
"En Colombia la problemática es gravísima. Se reportaron más de 3.000 colmenas acabadas en el departamento de Quindío por fumigaciones. En Santander del Sur sucede lo mismo con otros cientos, y en Cundinamarca hay más de 200 colmenas exterminadas" informó a Sputnik Francisco Silva, representante legal y fundador de Apisred, una empresa dedicada al desarrollo de la apicultura en Colombia.
Por un lado el monocultivo. Cuando cientos de hectáreas son destinadas a la siembra de un solo alimento, como sucede en Estados Unidos y Europa, solo hay comida para las abejas en determinadas épocas.
Otra de las causas, según Silva, son las partículas de los pesticidas que quedan flotando en el aire y van envenenando a las abejas.
"Nuestro peor enemigo se llama Monsanto. Es la transnacional más asesina del mundo. Son quienes generan todos estos pesticidas y los transgénicos que matan la apicultura. Eso nos está acabando", señaló.
"La muerte de estos insectos implica la pérdida de la biodiversidad, de las frutas, y de gran parte de los alimentos porque los únicos que no son polinizados son los granos. De no revertirse esta situación lo que sigue es la muerte de la humanidad. Nos vamos a quedar sin alimentos. Si en el mundo no se emprende una campaña para defender a los polinizadores, corremos nosotros peligro de desaparecer", sentenció Silva.