CETA: Europa celebra la devastación de su economía
No han faltado a la cita quienes hablan de las muchas bondades del CETA, y hasta han tirado números sobre la mesa: tendrá un impacto de 12 mil millones de euros en la economía de Europa, y de 8 mil millones en la de Canadá. Aunque no especificaron quiénes serán los beneficiarios.
Pero, ¿hasta qué punto es realista este augurio? ¿Quién será capaz de producir bienes y servicios a los menores precios para ser competitivos? ¿A costa de qué? Los pequeños empresarios ya comienzan a ver la plena oscuridad del túnel. ¿Son fundados sus temores?
El economista catalán Josep Manel Busqueta afirma que esos temores son absolutamente fundados, y lo argumenta con evidencias prácticas. Cita el ejemplo del NAFTA, tratado de libre comercio entre EEUU, Canadá y México, en el que los resultados han sido devastadores. Lo que ocurre, es que quienes impulsan este tipo de tratados son las grandes corporaciones transnacionales, explica el economista.
“Lo que existe allí es una selección por arriba de los grandes inversores, y de los grandes agentes de comercio, de finanzas y de producción. Porque de hecho lo que estos acuerdos plantean es una legislación ad hoc donde los grandes inversores y corporaciones encuentren el terreno más propicio para generar sus inversiones”.
Busqueta señala que “los grandes personajes que operan en las esferas elevadas de la política institucional y los intereses corporativos, forman parte de una simbiosis perfecta".
"Hoy a nadie se le escapa que entre los grandes cargos políticos, y los cargos referenciales de las grandes corporaciones, existe el mecanismo de las ‘puertas giratorias’. Así, quien hoy en día puede ser presidente de la Comisión Europea, a la mañana siguiente cuando deja su cargo, puede ser un alto responsable de Goldman Sachs. Y en este sentido tenemos el caso de Manuel Durão Barroso como ejemplo último de esto. Pero se pueden encontrar a muchísimos más”, indica el analista.
“Lo que existe es una connivencia clara de los intereses de las grandes corporaciones y de su penetración en las grandes esferas políticas, que sin ningún tipo de rubor y sin ningún tipo de vergüenza, hoy en día vemos cómo, a sueldos estratosféricos, una vez estas personas dejan sus cargos políticos, pasan a engrosar las filas de los Concejos de administración, o cualquier otro cargo importante dentro de esas industrias”.
Josep Manel Busqueta concluye que “esta es una realidad que se perpetúa y se reproduce de una forma absolutamente indiscriminada en los distintos ámbitos de las administraciones, tanto estatales, como europeas”.