Sputnik Italia entrevistó a Diego Marchiori, un joven empresario que se vio forzado a cerrar el negocio familiar de acabado de muebles de lujo Ecolux, cuya sede estaba en Verona.
Anteriormente, Marchiori había hecho un llamamiento al Gobierno en el sitio web del Centro Cultural y Político L'Officina. La carta abierta tuvo más de un 1,5 millones de vistas.
"Nuestra empresa, como otras, sintió inmediatamente el efecto de las sanciones, ya que la cotización del rublo se desplomó y el número de pedidos disminuyó. Las sanciones contra Rusia en 2015 provocaron una fuerte caída de los beneficios, y en 2016 me vi obligado a vivir del subsidio de desempleo durante 13 semanas. En octubre, debido a la falta de pedidos, mi padre y yo decidimos cerrar la empresa. No teníamos ninguna perspectiva de mejora, puesto que los muebles clásicos les interesan mucho más a los compradores de Europa del Este que a los estadounidenses. El Gobierno impuso sanciones, pero no ha ofrecido compensación a las pequeñas empresas que sufrieron fuertes pérdidas. No, el Gobierno impuso sanciones y nos dejó sin ayuda".
"Entiendo a aquellos pequeños empresarios que están pensando en el suicidio. No es casual que en los últimos años haya habido en Italia 710 suicidios por culpa de la crisis económica de los que el Gobierno prefiere guardar silencio. Cerrar un negocio familiar para siempre se parece a vivir la muerte de un pariente cercano", comenta el joven empresario.
Anuncia que no tiene ningún sentido dirigirse a Renzi. Sin embargo, le gustaría hablar con el presidente ruso, Vladímir Putin. "Le diría que no tenemos nada en contra el pueblo ruso ni del ucraniano. Solo queremos vivir y trabajar y dar empleo a nuestros empleados y sus familias. Mientras tanto, Europa, por alguna razón, nos crea enemigos siguiendo una lógica que no podemos entender", concluye Marchiori.