Hoy Rusia, lo quiera Occidente o no, es un jugador importante en lo que respecta al futuro del continente. La nación surgió de las cenizas de la Unión Soviética por sí sola. Tras la disolución de la URSS, Estados Unidos continuó su presión sobre los países del antiguo bloque soviético en vez de integrar a Rusia a un nuevo mundo sin ideologías. Cuando Putin llegó al poder, él empezó el trabajo para acabar con el caos en el país y cambiar la situación que imperaba entonces, recalcó el autor de la nota.
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La sensación de que Washington trata de rodear al país se hace cada vez mayor en Rusia, por la decisión de instalar las unidades de defensa antimisiles cerca de sus fronteras, el posible ingreso de Georgia a la OTAN, y la situación en Ucrania, añade.
Según el autor, hay que temer que el endurecimiento de la postura de Occidente respecto a Rusia puede llevar de nuevo a la situación que regía hace 40 años, es decir una nueva Guerra Fría.
Le Nouvel Économiste señala que todo esto "no se debe a que el deseo de Rusia de expandirse, sea real o no", sino a los intentos de Washington de imponer su postura en esferas estratégicas para Moscú.