El documento, publicado en la web del Ministerio chino de Exteriores, destaca que "los contenciosos no son la suma total de las relaciones bilaterales" y subraya "la importancia de gestionar las disputas en el mar del Sur de China de una manera apropiada".
Ambos líderes quedaron en "continuar las discusiones sobre las medidas para aumentar la confianza mutua y manifestar moderación en las actividades en el mar del Sur de China que puedan complicar o acentuar las disputas y afectar la paz y la estabilidad".
En este sentido, consta en la declaración, puede resultar útil un mecanismo de consultas bilaterales que se reuniría de forma periódica para tratar temas de actualidad y de interés mutuo.
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Duterte llegó a China el 18 de octubre en visita de Estado, la primera desde que asumió la presidencia de Filipinas y desde que un veredicto de La Haya reavivara el contencioso entre Manila y Pekín.
Varias áreas del mar del Sur de China, al que corresponde una tercera parte del tráfico mundial de mercancías y cuya plataforma es rica en recursos naturales, son objeto de disputas entre los países ribereños: Brunéi, China, Filipinas, Malasia y Vietnam.
El tribunal decidió que no hay evidencias históricas de que China haya ejercido un control exclusivo sobre las aguas de este mar, que reclama en su práctica totalidad, y acusó al gigante asiático de haber violado la soberanía filipina y causado daños graves a los arrecifes de coral con la construcción de islas artificiales.
La sentencia fue celebrada por Filipinas, que había apelado de forma unilateral a la Corte de La Haya a principios de 2013, pero provocó un enérgico rechazo de China que había negado la jurisdicción del tribunal y la tachó de nula.