"Los trabajadores y los empleadores abrirán una negociación por sector para el pago de un bono extraordinario de fin de año… que tendrá como referencia base un monto de 2.000 pesos por trabajador", indicó el jefe de gabinete, Marcos Peña, en una conferencia de prensa transmitida por la sede de Gobierno.
El bono "tendrá la forma de suma no remunerativa y servirá como compensación salarial respecto a la inflación durante el año 2016", agregó el funcionario.
Las tres partes reunidas firmaron un acta en la que se comprometieron además a "institucionalizar el diálogo para la producción y el trabajo con al menos los actores hoy presentes".
LA CGT, el Gobierno y representantes de diversas cámaras privadas, por lo tanto, acordaron reunirse de nuevo entre mediados de noviembre y de diciembre de este año.
El último punto del acuerdo indica que se va a "utilizar como eje articulador de la agenda de trabajo conjunta los ocho ejes del Plan Productivo Nacional".
De acuerdo a este Plan, el Gobierno pretende crear 900.000 puestos de trabajo en el sector privado formal, lograr un crecimiento de la economía de cuatro por ciento anual y aumentar el valor de las exportaciones en 8,7 por ciento anualmente.
El Plan Productivo Nacional incluye estrategias para conseguir equidad y eficiencia fiscal, para simplificar los procesos burocráticos, para mejorar el acceso al crédito y al capital y para establecer mejores mecanismos de defensa de la competencia y de los consumidores.
El programa también apunta a generar más infraestructura y energía, a capacitar a los trabajadores, a impulsar la innovación tecnológica y a buscar nuevos mercados de exportación.
Sindicatos enfrentados
La CGT levantó la semana pasada una amenaza de huelga general contra el Gobierno de Mauricio Macri tras acordar con el Ministerio de Trabajo una ayuda puntual para jubilados y beneficiarios de planes sociales.
La actitud de la mayor central obrera del país, de índole peronista, es rechazada por los principales sindicatos independientes, como las dos ramas de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA).
La CGT se muestra funcional al Gobierno, dijo a Sputnik Nóvosti la semana pasada el secretario general de la CTA, Hugo Yasky.
A cambio de "migajas", la central no pone sobre la mesa temas "como el compromiso del Gobierno de no despedir trabajadores del sector público, la necesidad de un cambio de ritmo económico, y garantías de que los salarios no vayan a seguir en esta curva descendente en la que vienen desde hace nueve meses".
Los sindicatos nucleados en las dos CTA y movimientos sociales intentan impulsar un paro nacional por su cuenta, que se anunciaría en los próximos días.
La última convocatoria que realizaron estos sectores contra el Gobierno de Macri el 29 de agosto movilizó a 300.000 personas.