El levantamiento de Cherán, liderado por las mujeres de la región, se produjo para combatir los frecuentes crímenes —homicidios, secuestros y extorsión— y a los madereros ilegales, financiados por los cárteles mexicanos, que destruían los bosques locales.
Las autoridades corruptas fueron expulsadas de la ciudad y se establecieron puestos de control en las carreteras que llevan al pueblo. La Ronda Comunitaria, formada por habitantes de la ciudad, se encarga de monitorear toda la región y garantizar su seguridad.
El nuevo Gobierno establecido en Cherán está compuesto por cuatro representantes elegidos directamente por el pueblo. El Gobierno mexicano ha reconocido legalmente la autonomía de la comunidad indígena. La prohibición de los partidos políticos ha sido confirmada por la justicia mexicana y el pueblo, además, tiene asegurado el derecho no participar en las elecciones del país.