Está previsto que pronto el módulo de descenso Schiaparelli —un prototipo del rover marciano Pasteur— efectúe el 'amartizaje' y empiece a estudiar los secretos del planeta rojo, informa RIA Nóvosti.
'Per aspera ad Planeta Ruber'
Ya en los 70 —en plena 'era espacial'—, los ingenieros y científicos de la URSS intentaron lanzar ocho sondas hacia Marte. Las primeras cinco fallaron ya durante el lanzamiento o en la órbita, y solo una, la misión Mars-1, fijó el rumbo hacia el destino final, pero, tras cuatro meses de vuelo, fracasó. Esta fue la razón por la cual las sondas estadounidenses Mariner fueron las primeras en sacar fotos y recabar datos científicos desde el planeta rojo.
La URSS quería recuperar el terreno perdido con su oponente en la carrera espacial lanzando simultáneamente dos aparatos, Mars-2 y Mars-3. Ambos lograron alcanzar la órbita de Marte, donde trabajaron durante un año, pero las condiciones meteorológicas adversas impidieron un trabajo normal de sus módulos de descenso. Mars-2 se estrelló durante el 'amartizaje', pero Mars-3 logró posarse en la superficie, convirtiéndose en el primer aparato en realizar un 'amartizaje' suave en el planeta vecino.
Desafortunadamente, el contacto con el aparato se rompió poco después de ese momento.
La mala suerte se cebó en las expediciones marcianas posteriores de la URSS: en 1973, Mars-4 y Mars-7 no lograron alcanzar su destino, Mars-5 dejó de funcionar tras 10 días en la órbita del planeta y Mars-6 falló tras entrar en la atmósfera.
En 1988, la misma historia se repitió con los satélites artificiales Fobos y Fobos-2, que fueron quizás los proyectos más ambiciosos emprendidos por la URSS junto con la Agencia Espacial Europea.
Después de la disolución de la Unión Soviética, Rusia emprendió dos expediciones hacia Marte, pero el aparato Mir-96 se quemó en la atmósfera de la Tierra y el otro —Fobos-Grunt— falló también en la órbita terrestre en 2011 y descendió gradualmente para terminar siendo devorado por las llamas en la atmósfera. De nada sirvieron los dos meses de intentos desesperados por restablecer el contacto con el aparato.
Una nueva esperanza
En febrero de 2012, cuando el presidente de EEUU, Barack Obama, redujo el presupuesto de la NASA, la agencia norteamericana anunció su salida de ExoMars —el proyecto de la Agencia Espacial Europea para crear una sonda y un vehículo explorador en Marte—, lo que permitió a Moscú tratar de romper la maldición con el planeta rojo e intentar por fin alcanzarlo.
Ahora Rusia participa íntegramente en el proyecto: en la sonda TGO, que va a colocarse en la órbita del planeta el 19 de octubre, están instalados dos dispositivos rusos —un detector de neutrones FREND y un espectrómetro ACS—.
La siguiente parte de la misión será el envío de un rover Pasteur dotado con dispositivos científicos rusos. Paralelamente, su plataforma de aterrizaje está siendo construida por la compañía aeroespacial Lavochkin.
La misión ExoMars fue lanzada con éxito en marzo de 2016 por el cohete portador ruso Protón y ahora empieza una etapa crucial de su vuelo. Tras la separación de los módulos, Schiaparelli va a posarse para ensayar en detalle la futura expedición del aparato Pasteur, mientras que la sonda TGO maniobrará hacia su órbita planeada.
Los científicos esperan recibir los primeros datos desde TGO aproximadamente a finales de diciembre.
Los módulos de la misión #Exomars se separan con éxito en la órbita marciana — #Marte https://t.co/HoVeIJvTvr pic.twitter.com/v7qUgOStJN
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 17 октября 2016 г.
De realizarse todas las maniobras planeadas, quedará enviar con éxito al rover Pasteur para romper finalmente la 'maldición marciana' de la Federación de Rusia.