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Desde hace mucho tiempo, Rusia busca restaurar su estatus de superpotencia. La semana pasada, el líder ruso anunció la suspensión del acuerdo de disposición de plutonio, y el 7 de octubre, el Ministerio de Defensa reveló que Rusia está considerando la posibilidad de reabrir sus bases militares en Cuba y Vietnam. El 8 de octubre, también se informó de que los sistemas de misiles Iskander serán desplegados en la región de Kaliningrado. Al mismo tiempo, se mantiene en Siria la presencia rusa.
"Mientras Putin ataca directamente, EEUU anuncia la retirada", subraya el autor del artículo.
En primer lugar, la comunidad mundial "tácitamente" reconoció a Crimea como parte de Rusia. Las sanciones occidentales no tienen ningún efecto, tampoco hay una fuerte resistencia en la OTAN ni en la UE. En todas las conversaciones, los diplomáticos europeos llegan a la conclusión de que Crimea debe ser "entregada" a Rusia para siempre.
En segundo lugar, es evidente la influencia de Putin en Ucrania, lo que le permite hacer crecer la zona de influencia de Rusia en Occidente.
En cuarto lugar, a través de nuevas alianzas políticas, Putin está creando un nuevo espacio geoestratégico. Primero, se acercó a Pekín, luego a Teherán, y ahora está construyendo una alianza con Ankara. Moscú trabaja en diversos proyectos económicos a gran escala como el Turk Stream, y además, está creando una estructura de poder antioccidental.
"#Rusia y #China están formando un tándem en #Siria" https://t.co/GOTIxpo9AF pic.twitter.com/5j9gvngpQY
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) October 10, 2016
"Todo esto, una vez combinado, convierte a Moscú en un actor global", dice Weimer. Washington esperaba que tras la caída de los precios del petróleo, Putin se enfrentaría a problemas políticos internos y Rusia se quedaría sin recursos para participar en "guerras costosas en Siria y Ucrania", según asegura el autor. Sin embargo, lo que sucedió fue exactamente lo contrario. "Los gestos simbólicos" de las bases militares en Cuba, Vietnam y Kaliningrado hacen hincapié en la "nueva conciencia" del Kremlin.
Si Putin logra crear una "nueva OPEP", en el futuro eso causará graves problemas para Occidente. Según los analistas militares del Pentágono, "el oso voraz quiere saciar su hambre". "Otro problema es que actualmente, el águila estadounidense es incapaz de oponerse a esto, ya que corre el riesgo de ahogarse en una dolorosa carrera presidencial", resume el autor.