Los científicos han estudiado tres historias familiares, llamadas sagas, que desgranan los acontecimientos en la vida de seis generaciones de islandeses. La conclusión a la que han llegado es que los asesinos vikingos de Islandia tenían casi tres veces más parientes que sus víctimas.
Sorprendentemente, alrededor del 18% de los hombres mencionados en las sagas tuvieron una muerte violenta. Un porcentaje tan alto podría deberse a la ausencia de autoridades centrales que obligaran al cumplimiento del orden social, considera el psicólogo evolucionista.
"El verdadero problema no es que hubiera tantas muertes violentas entre los vikingos islandeses, sino que los asesinatos fueron calculados cuidadosamente atendiendo a si uno tenía la ventaja de estar respaldado por una familia suficiente como para asumir el riesgo", explicita Dunbar.
En las tres sagas estudiadas por los científicos, un total de 66 individuos causó 153 muertes; a veces dos o más atacantes participaron en el mismo homicidio. Alrededor de dos tercios o más de los asesinos tenían más parientes en ambos lados de sus familias que sus víctimas.
Seis hombres fueron responsables de alrededor del 45% de todas las muertes, segando cada uno la vida de entre 5 y 19 personas. Otras 23 asesinaron a entre dos y cuatro personas; el resto, solo a una.